Rutinas

Hay un hombre que vive en un departamento entre la calle Arroz y la avenida Río Azul.
Todos los días se despierta a las siete de la mañana, aunque trabaje desde casa a el siempre le ha parecido correcto ser puntual.
Por las mañanas el despertador suena, el abre los ojos con su mano derecha hace a un lado las cobijas, si es invierno, o las sabanas, si es verano, se sienta gira a la izquierda y baja sus pies, que quedan a centímetros de tocar el suelo de madera, bosteza, gira su cabeza hacia el lado izquierdo y  se agacha, acomoda sus zapatos y se los pone de manera correcta, el siempre duerme con calcetines de rallas rojas, se dirige al baño y tras seis pasos llega a la puerta, toma la redonda perilla y la gira, al entrar logra ver el orden, aunque no recibe visitas muy menudo él es una persona que se siente orgullosa de su vivienda.
Las cremas faciales que usa por las noches están a la izquierda del lavabo, que en realidad es un lavabo pequeño, pasa su mano derecha sobre ellas y con el mismo movimiento pasa sobre las llaves del grifo, gira la llave izquierda para liberar el agua caliente y continua su movimiento de mano hasta tomar su crema dental, que siempre esta ubicada de forma vertical, toma su cepillo rojo del recipiente que se ubica al lado de la crema dental, sirve un poco del producto y cepilla sus dientes con su mano izquierda siempre de arriba a abajo y nunca hacia los lados.
Su rutina continuaría al tomar un baño y sentarse finalmente a las ocho de la mañana en su computadora para atender su negocio, pero al entrar a la regadera una extraña sensación lo invadió, cerro los ojos y contó hasta diez, la sensación pareció desaparecer.
Continuo con su habito diario y en particular el día de hoy le pareció que su trabajo le era mas ameno y el tiempo transcurrió rápido. antes de que él se diera cuenta habían dado las doce en la torre del reloj de la calle Avena que colindaba con la avenida Río Azul.
Tomo su paraguas, por si llovía, guardo en su bolsillo unas pastillas, por si le dolía la cabeza, lustro sus zapatos y se arreglo la corbata, por si alguien importante lo veía y se dirigió a la calle y la cruzó, al llegar al otro la do giro a la izquierda y veinticinco pasos mas tarde, al llegar a la esquina, doblo a la derecha, cinco o seis pasos después, no. Cinco pasos después giro de nuevo a la derecha y entro en el restaurante en el que siempre pedía su comida diaria.
La mesera de inmediato lo reconoció y mando preparar "lo mismo", el espero quince minutos, en esta coacción, y recibió su comida. Al terminarla pagó, salió del lugar giro a la izquierda, dio cinco pasos y giro a la izquierda de nuevo, veinticinco pasos después giró y cruzo la calle para entrar de nuevo en su apartamento, en su mano izquierda llevaba la bolsa plástica en la que cargaba su cena, llego a su apartamento e increíblemente noto que estaba obscureciendo, aprovechando la hora restante de luz limpió su teclado de forma meticulosa y miró su reloj, las siete treinta, que rápido iba el tiempo cuando uno limpiaba, pensó para si mismo, encendió su televisor a la misma hora de todos los días y miro dos horas de programación informativa en un canal de noticias, como cualquier otro día.

Mas tarde continuó con su rutina, se cambio de ropa, se puso sus calcetines de rallas rojas y acomodo sus zapatos bajo la cama, el izquierdo en la derecha y el derecho en el lado izquierdo, porque uno no debe ser perfecto y es aceptable tener retrasos de vez en cuando, decía el desde hacia veinticinco años, cuando comenzó su rutina sin que el lo notara.

Se tapo con su mano derecha y durmió plácidamente, sin saber que el siguiente día seria un "día notable" para él.

A la mañana siguiente comenzó su rutina de nuevo levantándose y destapándose con la mano derecha, acomodando sus zapatos y girando la perilla, pero cuando su mano iba a tomar su crema dental, se dio cuenta que este no seria un día normal, este era un día notable porque este día su crema dental estaba ubicada de forma horizontal.